Nada podrá medir el poder que oculta una palabra.
Contaremos sus letras, el tamaño que ocupa en un papel, los formas que articulamos con cada sílaba, su ritmo, tal vez averigüemos su edad; sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano.
Las palabras arraigan en la inteligencia y crecen con ella, pero traen antes la semilla de una herencia cultural que trasciende al individuo. Viven, pues, también en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria.
Y a veces despiertan
y se muestran entonces con más vigor.. porque surgen con la fuerza de los recuerdos descansados.
Nada podrá medir el espacio que ocupa una palabra en nuestra historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario